pollos

En el mundo viven millones y millones de personas y cada día todas ellas se alimentan. De esta manera la industria alimentaria ha debido cambiar, a lo largo del tiempo, sus estrategias de producción y distribución de la comida. De un tiempo a esta parte todo animal o vegetal se cría o cultiva cada vez menos naturalmente.

Así, tampoco nuestro amigo el pollo se ha salvado de esta “industrialización” y hoy se cría por poco tiempo en granjas especiales donde es alimentado, engordado con bombas de nutrientes y demás contenidos non sanctos, para después ser sacrificado tal vez sin siquiera haber visto el sol alguna vez. Por eso, si quieres seguir una dieta lo más saludable posible hoy eso pasa por comer comida orgánica.

Veamos porque el pollo industrial no es un alimento saludable:

  • Hoy el pollo tiene casi tanto colesterol como la carne roja.
  • El pollo a la parrilla, la opción sana, comunemnete tiene ciertos componentes (PhIP), que contribuyen al desarrollo de ciertos tipos de cánceres
  • Esa bomba de nutrientes con la que alimentan a los pollos contiene arsénico, para hacerlos crecer más rápido, lo que a la larga es tóxico.
  • El procesamiento de los pollos en estas fábricas siempre esta sujeto a posibles  contaminaciones (salmonella, materia fecal).
  • La crianza masiva de pollos produce impacto ambiental: contamina el agua, desgasta la tierra.
  • La crianza masiva de pollos produce pollos estresados, que no caminan ni picotean por ahí y pueden enfermarse más seguido por lo cual, encima, reciben antibioteicos.

Por todas estas razones hoy en día conviene caminar más y comprar pollos orgánicos, pollos que hayan sido bien alimentados, que hayan caminado y vivido un poco bajo el sol. “Pollos felices”, como se los llama.